EL APÓSTOL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Empiezan las celebraciones del quincuagésimo aniversario de la muerte del beato Giacomo Alberione.

La Misa, presidida el 1 de noviembre a las 18 horas por el cardenal Angelo De Donatis, y el traslado de la urna del Beato Santiago Alberione al santuario de Santa María Reina de los Apóstoles. La fiesta litúrgica del Beato Alberione el 26 de noviembre. Estos son algunos de los momentos más significativos que enmarcan este mes en el que se recuerda el quincuagésimo aniversario de la muerte del apóstol de los medios de comunicación.

Es el 26 de noviembre de 1971. El papa Pablo VI sale del Vaticano para una visita privada a la cabecera del Padre Santiago Alberione, fundador de la Familia Paulina. El último saludo del Pontífice se suma a las palabras que el papa Montini había pronunciado el 28 de junio de 1969 cuando se encontró con los participantes en el Capitulo General de la Sociedad de San Pablo. Para Pablo VI, el Padre Santiago Alberione siempre tuvo la intención de «escrutar los signos de los tiempos»: «Aquí está: humilde, silencioso, incansable, siempre alerta, siempre recogido en sus pensamientos, que van de la oración a la obra (según la fórmula tradicional: «Ora et labora»), siempre atento a escrutar los signos de los tiempos, es decir, las formas más ingeniosas de llegar a las almas, nuestro Padre Alberione ha dado a la Iglesia nuevos instrumentos para expresarse, nuevos medios para dar vigor y amplitud a su apostolado, nueva capacidad y nueva conciencia de la vigencia y de la posibilidad de su misión en el mundo moderno y con los medios modernos. Querido Padre Alberione, que el Papa disfrute de este esfuerzo largo, fiel e incansable, y de los frutos que produce para la gloria de Dios y el bien de la Iglesia».

El Padre Santiago Alberione es uno de los apóstoles más creativos del siglo XX. Nacido en San Lorenzo di Fossano (Cuneo) en 1884, vivió la experiencia decisiva de su existencia la noche del 31 de diciembre de 1900. Rezó durante cuatro horas ante el Santísimo Sacramento. Una «luz particular» viene del Sagrario y desde ese momento se siente profundamente obligado a hacer algo por el Señor y por los hombres del nuevo siglo». Se siente obligado a servir a la Iglesia» con los nuevos medios que ofrece el ingenio humano. «Una luz particular vino de la Santa Hostia, una mayor comprensión de la invitación de Jesús: Venite ad me omnes, «Vengan a mí todos»; le pareció que comprendía el corazón de la invitación del gran Papa, las invitaciones de la Iglesia, la verdadera misión del sacerdote. Le pareció claro lo que decía Toniolo sobre el deber de ser los apóstoles de hoy, utilizando los medios de los que sacaban provecho los adversarios. Se sintió profundamente obligado a prepararse para hacer algo por el Señor y por los hombres del nuevo siglo con los que viviría» (de la obra autobiográfica Abundantes divitiae gratiae suae del Beato Santiago Alberione). Este «algo», para el Padre Santiago Alberione, se hace más claro poco después de su ordenación sacerdotal, que tuvo lugar en 1907. Entiende que el Señor lo guía a una misión nueva: predicar el Evangelio a todos los pueblos, en el espíritu del apóstol Pablo, utilizando los medios de comunicación modernos. Esta misión, para tener eficacia y continuidad, debe ser asumida por personas consagradas, ya que «las obras de Dios se hacen con los hombres de Dios».

«La oración duró cuatro horas después de la Misa solemne: que el siglo naciera en Cristo-Eucaristía; que nuevos apóstoles sanaran las leyes, la escuela, la literatura, la prensa, las costumbres; que la Iglesia tuviera un nuevo ímpetu misionero; que se utilizaran bien los nuevos medios de postolado» (Abundantes divitiae gratiae suae).

En 1914, el Padre Alberione inicia la «Familia Paulina» con la fundación de la Pía Sociedad de San Pablo. Como dijo Pablo VI, su visión está arraigada en el presente. La vida del Padre Alberione está marcada por un compromiso: el de formar nuevos apóstoles. Los nuevos medios de comunicación son, para el apóstol de los mass media, importantes instrumentos para la evangelización. Los institutos que fundó abarcan gradualmente el mundo entero. Entre los frutos de este camino que se ha desarrollado a lo largo de los años, se encuentran editoriales, cadenas de librerías. Lo que une a los miles de hombres y mujeres que pertenecen a los queridos institutos de la Familia Paulina es el deseo de anunciar a Cristo a través de los medios de comunicación más modernos.

El Padre Alberione murió en Roma, el 26 de noviembre de 1971. San Juan Pablo II lo proclamó beato el domingo 27 de abril de 2003. Hoy los religiosos y religiosas de la Familia Paulina tienen obras en todos los continentes.

**Por Bernadette Mary Reis y Amedeo Lomonaco

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