APOSTOLADO DE LA MUJER EN EL PASADO (1 parte)
Capitulo IV
Apreciados seguidores de nuestra Revista “El Cooperador Paulino”, nuevamente los invito con mucho respeto a seguir conociendo la obra escrita por nuestro fundador el beato Santiago Alberione: “La mujer asociada al celo sacerdotal”.
En esta oportunidad el autor se refiere a la forma como la mujer, a pesar de las circunstancias de la época, ha ejercido su misión no solo en la familia sino también en otros contextos. Resalta con lujo de detalles la acción de Ester, Débora y Judith.
Tres heroínas bíblicas
El primer grupo nos es ofrecido por la Sagrada Escritura en el Antiguo Testamento, imposible leerla y no sentir la verdad de aquellas palabras: La mujer fuerte vale más que los tesoros traídos de la extremidad más lejana del mundo (orar 31,10), Y eso que la mujer aún no había sido elevada a la dignidad que le trajo la ley de perfección! No obstante, ella ejerce ya su misión no sólo en la familia sino también fuera. Ester (Libro de Ester), Débora (Jueces cap. 4° y 5°), Judith (Libro de Judit), son los tres ejemplos clásicos, a cuyo alrededor forman corona otros mil. Ester, no tanto por su belleza cuanto, por sus virtudes, había agradado a Asuero, que la elevó al trono. Amán, ministro del rey, cruel y enemigo de los judíos, había obtenido del soberano un decreto para la matanza general de los mismos. Ester, avisada por Mardoqueo, ordenó a todos ellos penitencias y oraciones; luego se presentó al rey arriesgando su vida y con sus modales ganó talmente su corazón, que no solo libró de muerte segura a su pueblo, sino que enseguida fue condenado al patíbulo el propio Amán.
Los hebreos habían pecado y Dios les había castigado, entregándolos en mano de Yabín, rey de los cananeos, y la opresión era dura. Pero vivía por entonces una profetisa llamada Débora, a quien gustosamente iban los hebreos para aconsejarse. Ella mandó a un tal Barac que reuniera a 10.000 hombres, luego fue con él y ordenó entablar batalla. El ejército enemigo, aun siendo numerosísimo y estar muy bien armado, fue completamente derrotado: hasta el propio capitán Sísara cayó muerto por Ya el, otra mujer hebrea, y el pueblo fue liberado.
Otra vez es Holofernes el que asedia Betulia, corta los acueductos, amenaza con exterminar a todos los ciudadanos. Estos se asustan y están ya presionando a Ozías para que la ciudad se rinda. Pero se presenta Judit, ilustre viuda de Manasés: reprocha la escasa confianza en Dios y a todos los anima a esperar. Acercándose al campo enemigo, es detenida por los centinelas y conducida ante Holofernes: gana el corazón de éste, le cae en gracia, y de noche, mientras él duerme emborrachado, le corta la cabeza. Al día siguiente el ejército de Holofernes huye precipitadamente, Betulia es liberada y sus habitantes acogiendo a Judit, cantan: Tú eres la gloria de Jerusalén, tú eres el honor de Israel, tú eres el orgullo de nuestra raza.
Cómo podemos ver este capítulo es interesante y de actualidad.
Rosalba Correa de Clavijo
Cooperadora Paulina
(Continuará)