Luis Rolfo y Teófilo Pérez

(Entrega 30)

Perfilando ideas y planes

La primera de esas confidencias transmitidas tiene como objeto la idea general no sólo de la Pía Sociedad San Pablo, sino también de las Hijas de San Pablo y de los Cooperadores paulinos:

“Adónde vamos. 19 octubre 1917. −La Casa (o sea la naciente Congregación) será un Instituto con 1ª, 2ª y 3ª orden: las dos primeras harán la profesión de los votos (religiosos). La 1ª orden es la masculina y se compone de estudiantes y obreros. Los estudiantes se doctorarán en ciencias sociales, algunos se formarán aquí; los que aspiran al sacerdocio serán ordenados; sacerdotes-doctores y simples doctores; su deber es la dirección, la redacción, escribir periódicos, dirigir y dar conferencias. Los obreros (o artesanos), convertidos en hábiles tipógrafos, llevarán la dirección de las imprentas, la compilación y la técnica de los periódicos. Esta orden ya ha comenzado; ya hay algunos con votos, ligados a la Casa, estudiantes y obreros.

La 2ª orden, femenina, ha comenzado también, su deber: imprimir, escribir, catequizar, dar toda la cooperación a la acción cristiano-social.

La 3ª orden que se espera erigir pronto canónicamente abraza los cooperadores de uno y otro sexo; colaborarán con la ayuda material y moral, con el consejo y la propaganda, bien imbuidos del espíritu de la Casa. Esta tercera orden existe ya en realidad”

Gracias a estos apuntes podemos conocer, incluso con detalles, las esperanzas que el fundador acariciaba en aquella infancia de la Congregación y darnos cuenta de las renuncias que debió imponerse para adaptarse a las exigencias jurídicas y al peso determinante de las circunstancias. En efecto, salta pronto a la vista las notables diferencias que median entre la “idea” de la obra paulina alberoniana y la realización concreta años más tarde. Notamos la acentuación inicial de las cuestiones sociales, al paso que luego, cuando ya la Pía Sociedad de San Pablo estaba desarrollándose rápidamente, el P. Alberione hablará casi exclusivamente de la necesidad de difundir y hacer leer el Evangelio, del deber de presentar libros de carácter pastoral, y se ocupará principalmente de opúsculos y boletines parroquiales.

(Continuará).