Así ha obrado Jesús, el Maestro. Él no solo ha “repetido” la doctrina de la Revelación (sabemos que en las escuelas rabínicas se procedía con el método de la “repetición”, que garantizaba la continuidad y la verdad de la doctrina: “El Rabí x ha dicho” o “El Rabí y ha dicho”, etc.), sino que se ha identificado hasta su pleno cumplimiento, rompiendo la “cadena” de la repetición (externa y formal) y penetrando el significado más profundo (y por tanto siempre actual) que la Revelación tiene en sí.
Por esto él puede afirmar: “Han entendido que se dijo a los antiguos… pero yo les digo” (como leemos en las cinco antítesis anotadas en Mt 5, 21ss). Pero, Jesús no es un simple “repetidor”, que apela a la autoridad de quien lo ha precedido, sino que es un verdadero “comunicador”, que tiene un mensaje creativo que trasmitir sobre la Revelación y teniendo en cuenta a los destinatarios que están pendientes de él.
Él llegó al corazón de la Revelación, en su interioridad, a diferencia de las escuelas rabínicas que se radicalizaban en su postura exterior y material.
En los grandes discursos en los que Mateo ha concentrado el “magisterio” de Jesús aparece, sí, la referencia constante al Antiguo Testamento, pero sobre todo aparece el progreso que la Revelación ha cumplido de las etapas de su materialidad (“debes hacer… no debes hacer”, “si escuchas tendrás la vida… si no escuchares, la muerte, el castigo, el exilio”) a las etapas definitivas que se tejen en el corazón del creyente de los tiempos de Jesús y del creyente de todos los tiempos.
En esta llamada a la interioridad, que excluye, por demás, también el solo deseo del mal y la más pequeña incomprensión hacia el hermano (Cf. 5, 21-22.27-28), aparece la grandeza del “magisterio” de Jesús en su tiempo.
Frente a las exigencias radicales de la interioridad propuesta por Jesús en su calidad de “Maestro”, Lutero no duda en llamar a Jesús Moisés súper exigente, es decir un Moisés todavía más riguroso de aquel que había propuesto la primera etapa de la Revelación, con fuerza de su materialidad.
(Continuará)