El término jubileo tiene sus raíces en la tradición bíblica, específicamente en el sonido del yobel, el cuerno de carnero que anunciaba el comienzo del Año de la Expiación, conocido como Yom Kippur. Cada 50 años, el pueblo de Israel celebraba este año especial, un tiempo de reconciliación con Dios, con los demás y con la creación. Durante el jubileo, se perdonaban las deudas, se restituían las tierras vendidas y se otorgaba descanso a la tierra, buscando restaurar el equilibrio y la justicia en la vida social y espiritual del pueblo.
Este concepto de liberación y renovación también se refleja en el mensaje de Jesús, quien, en el Evangelio de San Lucas, cita al profeta Isaías, proclamando que ha sido enviado para evangelizar a los pobres, liberar a los cautivos, devolver la vista a los ciegos y anunciar el «año de gracia del Señor» (Lc 4,18-19). La misión de Jesús, tal como la describe el evangelio, puede entenderse como un llamado a vivir un jubileo de transformación, liberación y perdón, acciones que realizó a lo largo de su vida.
El Jubileo a lo largo de la Historia
El concepto de jubileo se formalizó en la Iglesia Católica en el año 1300, cuando el Papa Bonifacio VIII convocó el primer «Año Santo». Desde entonces, el Jubileo ha evolucionado, con un ciclo que inicialmente se celebraba cada 100 años, pero que, con el tiempo, se redujo a 50 años en 1343 bajo el Papa Clemente VI, y posteriormente a 25 años bajo el Papa Pablo II en 1470. Además de estos ciclos regulares, han existido jubileos extraordinarios, como el Año Santo de la Redención en 1933 convocado por el Papa Pío XI, y el Año de la Misericordia en 2015, bajo el Papa Francisco.
La celebración del Jubileo también ha experimentado cambios a lo largo de los siglos. En sus inicios, consistía principalmente en una peregrinación a las basílicas romanas de San Pedro y San Pablo, pero con el tiempo, se incorporaron otros elementos significativos, como la apertura de la Puerta Santa, un símbolo de la gracia divina que se ofrece a todos los fieles que participan en este año de gracia.
Un Año de Reflexión y Períodos Especiales
Durante el mes de diciembre de este año y los meses siguientes hasta noviembre, estaremos publicando y explicando los distintos aspectos del Año Jubilar. A lo largo de estos meses, se profundizará en las diversas manifestaciones del Jubileo, tanto en su forma tradicional como en sus momentos extraordinarios. Cada uno de estos jubileos ofrece una oportunidad única para reflexionar sobre el perdón, la conversión y la santidad, recordándonos la invitación constante a vivir una vida más cercana a Dios y a los demás.
En el Año Jubilar, la Iglesia ofrece indulgencia plenaria a aquellos que participan activamente en las celebraciones, un acto de gracia que busca acercar a los fieles al corazón misericordioso de Dios. A través de la reflexión y las acciones concretas, como la confesión y la peregrinación a lugares sagrados, los creyentes pueden experimentar la transformación que solo el amor divino puede ofrecer.