CIEN AÑOS DE HISTORIA DE LOS COOPERADORES PAULINOS

Estos hombres y mujeres, que actualmente sobrepasan los 3.500, están esparcidos por más de 70 países de los cinco continentes, con presencia también en Colombia, Ecuador, Centro América y Caribe

La Asociación de Cooperadores Paulinos cumplió hace 4 años su primer siglo de vida. Su comienzo fue el 29 de junio de 1917, muy poco después de haber fundado la Sociedad de San Pablo (1914) y las Hijas de San Pablo (1915). El resto de las Instituciones que, en su conjunto, constituyen la Familia Paulina, iría apareciendo en años sucesivos hasta completarse en 1960.

El Fundador demostró siempre un gran aprecio y cariño a estos seglares comprometidos hombres y mujeres, jóvenes y adultos que, permaneciendo en sus casas y en el propio estado de vida, se ponen generosamente a disposición de las demás ramas de la propia familia religiosa, favoreciendo, de diversas maneras, su misión, su actividad apostólica. Así lo ha dejado escrito el beato Alberione en su autobiografía titulada: Las abundantes riquezas de su gracia, expresándose en tercera persona: «En la oración que por la mañana presentaba al Señor, la primera intención era por los Cooperadores…; la segunda intención era por la Familia Paulina» (AD 25).

Viviendo en medio del mundo, como fermento en la masa, estos apóstoles seglares saben captar de cerca el sentir de las personas y su hambre de Dios. Y lejos de dejarse llevar por los mensajes de los profetas de desventuras, que proclaman desde los tejados, a tiempo y destiempo, que ya no hay nada que hacer, que ya todo está perdido, están siempre disponibles para colaborar en la difusión del bien, convertidos en mensajeros de la buena noticia. Saben que cuentan con toda una familia religiosa, la Familia Paulina, de la que reciben el empuje y la fuerza para «atreverse a encontrar los nuevos signos, los nuevos símbolos, una nueva carne para la transmisión de la Palabra» (EG 167).

Estos hombres y mujeres, que actualmente sobrepasan los 3.500, están esparcidos por más de 70 países de los cinco continentes, con presencia también en Colombia, Ecuador, Centro América y Caribe. Entre otras iniciativas que han desarrollado y siguen desarrollando a lo largo y ancho del mundo, se cuentan por millones de Biblias, evangelios, catecismos, libros de espiritualidad y valores humanos y cristianos, proyectos pastorales, revistas, periódicos, películas, programas radio-televisivos, otros materiales audiovisuales y otras plataformas digitales, que han puesto en las manos de hombres y mujeres de toda edad, raza, credo y condición social. Pero, ¿qué es esto frente a lo que queda por hacer? Los retos de la nueva evangelización están ahí, desafiantes con más fuerza que nunca.

Por: Antonio Maroño Pena, SSP

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