Dado el escenario geográfico en el que se da la Jornada, el Papa Francisco ha querido tomar como lema y tema de esta JMJ el versículo 39 del primer capítulo del Evangelio de Lucas, que nos recuerda que “María se levantó y partió sin demora”. El contexto bíblico de la cita elegida por el Papa es el relato de la Visitación de María Santísima a su prima Isabel. Acababa de recibir el anuncio de la encarnación del Hijo de Dios en su seno virginal, y ella, sin demora alguna, se pone en camino para ir al encuentro de su parienta necesitada de ayuda.
En realidad, más que un lema, la frase bíblica que describe la actitud de María se transforma en un verdadero programa de vida, que ilustra y sirve de modelo de cuanto implica la vocación cristiana: como ella, todos estamos llamados a levantarnos y ponernos en camino, salir al encuentro de los necesitados de nuestra ayuda, llevarles la presencia gozosa de Jesús, a quien debemos encarnar y comunicar. En este sentido, podemos decir que la vocación Paulina encuentra en el icono de María que sale a visitar a Isabel un precioso modelo y ejemplo de su identidad: la configuración con Cristo equivale a permitirle a Jesús encarnarse en nosotros, como lo hizo en su santísima Madre, y la misión de anunciar al Maestro como Camino, Verdad y Vida, la entendemos y vivimos también con las actitudes de María, que se pone en camino, que cumple el apostolado de irradiar el gozo de la presencia de Jesús a quien ya llevaba en sus entrañas.
Ojalá que no solo los jóvenes reunidos en la JMJ de Lisboa, sino todos los creyentes, y especialmente los miembros de los Institutos, Congregaciones y Cooperadores de la Familia Paulina, renovemos nuestro empeño de “vivir y comunicar” a Cristo, como lo hizo María. Y que en nuestra vocación y misión, superando nuestros egoísmos, sepamos salir de nosotros mismos y nuestros intereses, para ponernos en camino, como Ella, para crear cultura del encuentro, para llevar en el corazón y anunciar con nuestro apostolado, la gozosa presencia del Salvador que da motivos de esperanza y alegría a la humanidad.
P. Danilo A. Medina L, ssp
