- El Papa compara nuestra caminata cuaresmal con la peregrinación del Pueblo elegido por el desierto hacia la libertad de la Tierra Prometida, y recuerda que el desierto “es el lugar del primer amor” (cf. Os 2, 16-17). ¿Con qué actitudes estoy recorriendo este camino de la cuaresma? ¿Qué entiendo por libertad? ¿Cómo puedo reencontrarme con Dios, el amor primero de mi existencia, durante este tiempo de gracia
- En el relato de la vocación de Moisés, Dios se presenta como Aquel que ha visto la opresión que padece su pueblo, ha escuchado sus gritos de dolor, conoce muy bien sus sufrimientos y ha bajado a liberarlo (cf. Ex 3, 7-8). La cuaresma es tiempo propicio para hacernos sensibles y solidarios ante el dolor y las situaciones de opresión e injusticia que sufren muchos hermanos y hermanas de nuestros pueblos. ¿Sé conmoverme ante las realidades inhumanas que agobian a tantas personas? ¿Estoy dispuesto a escuchar el clamor y el reclamo de solidaridad de los que sufren? ¿Conozco las aflicciones y tribulaciones de los pobres, los necesitados, los marginados y oprimidos de nuestra sociedad? ¿Qué puedo hacer realmente para participar en procesos de liberación que devuelvan la esperanza y la dignidad a las víctimas de injusticias y atropellos?
- Siendo la cuaresma, como advierte el Papa, tiempo de conversión y de libertad, y de lucha contra los ídolos y los apegos que nos esclavizan, ¿qué signos de idolatría podría identificar en mi propia vida?, ¿cuáles son los apegos que me impiden ser libre y feliz, como Dios quiere?
- Recordando la dimensión sinodal de la Iglesia, el papa Francisco nos exhorta a aprovechar la cuaresma para tomar decisiones comunitarias, pequeñas y grandes, capaces de transformar la realidad de nuestra sociedad en temas como: “los hábitos de compra, el cuidado de la creación, la inclusión de los invisibles o los despreciados”, etc. En mi familia o comunidad, ¿qué compromisos concretos podríamos asumir en esta cuaresma para mejorar la cotidianeidad de las personas y la vida de nuestra comunidad?
- El papa nos desafía a hacer todo lo posible para “que se vea la alegría en los rostros, que se sienta la fragancia de la libertad, que se libere ese amor que hace nuevas todas las cosas, empezando por las más cercanas y pequeñas”. ¿De qué manera puedo cultivar mejor en mi vida aquellos valores de la alegría, la libertad y el amor?
Danilo Medina L., ssp.