Comenzamos este 2022 bajo el signo de la esperanza, y con el firme propósito de seguir respondiendo a nuestra vocación cristiana y paulina, no obstante las circunstancias adversas que se sienten aún a consecuencia de la pandemia del Covid-19.
En el ámbito eclesial y paulino, hay una coyuntura de particular importancia en este mes de enero: la celebración del Domingo de la Palabra, el III Domingo del Tiempo Ordinario, que este año será el día 23. No hace mucho concluíamos la celebración del Año Bíblico de la Familia Paulina, pero no por ello la Palabra de Dios deja de tener lugar central y protagónico en la vida y misión de nuestra Familia. Además, aunque la institución del Domingo de la Palabra se debe al Papa Francisco, sabemos que, para llegar a dicha proclamación, la Sociedad de San Pablo tuvo una participación especial.
Como Familia Paulina, queremos aprovechar esta tercera jornada anual que busca afianzar en la Iglesia los procesos de celebración, reflexión y divulgación de la Palabra de Dios, constatando con el Papa Francisco, que “Ahora se ha convertido en una práctica común vivir momentos en los que la comunidad cristiana se centra en el gran valor que la Palabra de Dios ocupa en su existencia cotidiana. En las diferentes Iglesias locales hay una gran cantidad de iniciativas que hacen cada vez más accesible la Sagrada Escritura a los creyentes, para que se sientan agradecidos por un don tan grande, con el compromiso de vivirlo cada día y la responsabilidad de testimoniarlo con coherencia” Aperuitillis, 2).
Concluyo mi saludo, haciendo mío y expresándoles con aprecio el augurio de bendición que la liturgia del 1° de enero nos propone: “El Señor los bendiga y los proteja, haga brillar su rostro sobre ustedes y les conceda su favor. El Señor se fije en ustedes y les conceda la paz” (cf. Nm 6, 23-26).
P. Danilo Medina L., ssp,
superior provincial
