El XI Capítulo General de la Sociedad de San Pablo planteó invitarnos a dejarnos guiar por la frase de San Pablo: “Déjense transformar renovando el modo de pensar” (Rom 12,2), transformación que se produce especialmente en la escucha de la Palabra de Dios y en el diálogo con el mundo. Y nuestros «santos» paulinos hicieron precisamente esto: creyeron verdaderamente en el Señor Jesús, confiaron en él humilde y santo instrumento, el beato Santiago Alberione y, caminando en la Iglesia y con la Iglesia, alcanzaron la santidad.
Cada uno de nosotros también está llamado a este camino. Haciendo una breve síntesis, podemos decir que respecto a nuestro Fundador, el Beato Santiago Alberione, actualmente estamos esperando más documentos para evaluar el caso de un milagro tumoral. Para el beato Timoteo Giaccardo existe un caso similar de cáncer, aunque este caso es «seguro», se está siguiendo durante algunos años, con la esperanza de que, después de unos diez años, no se repita. En cuanto a Sor Tecla y Sor Escolástica, se están evaluando algunos casos. Para los demás – las venerable Maggiorino Vigolungo, Andrea Borello, Francesco Chiesa – seguimos orando y haciendo orar para que el Señor haga maravillas a través de ellos. Recientemente – después de la petición oficial al Superior general de los dos delegados de los Institutos de la Sagrada Familia y de Jesús Sacerdote – también se está evaluando la posibilidad de iniciar el camino diocesano por las virtudes heroicas de Don Stefano Lamera.
A esta lista deben agregarse también los siguientes miembros del Instituto de Jesús Sacerdote cuyos procesos son seguidos por las respectivas Diócesis: Venerable Don Bernardo Antonini (Diócesis de Verona), el Siervo de Dios Mons. Francesco Facchiola (Diócesis de Messina), el Siervo de Dios Mons. Riezzo Nicola (Diócesis de Lecce). Además, hay que añadir a los Venerables Cooperadores Paulinos Sergio y Domenica Bernardini (seguidos los franciscanos, por ser también terciarios franciscanos). Finalmente, a todos ellos sumamos la beata Sor Anuarite Nengapeta, primera o por mártir del Congo, que no forma parte de la Familia Paulina, pero que en su momento fue encomendada por la Sociedad de San Pablo para llevar adelante su proceso de Beatificación y Canonización. y todavía se sigue continuaría.
Dejé para el final a la Sierva de Dios Antonieta Guadalupi del Instituto María Santísima de la Anunciación, porque es la más cercana a mí por muchos motivos, especialmente porque la recopilación de todo el material al respecto comenzó cuando yo era aún Delegado del Instituto María Santísima Annunziata. Don Domenico Soliman, actual Superior General en aquel entonces Postulador General de la Familia Paulina. Posteriormente solicitó y obtuvo la apertura del proceso en la diócesis de Brindisi-Ostuni el 8 de enero de 2020, que luego fue cerrado positivamente el 3 de julio de 2022. Posteriormente todo el material fue enviado al Dicasterio para las Causas de los Santos. Y desde aquí comienza también mi actual trabajo de Postulación.
De hecho, después de haber dado los primeros pasos, pronto deberá comenzar la preparación de la Positio, es decir, el texto que deberá resumir los testimonios recogidos en la Diócesis y demostrar las virtudes heroicas y la reputación de santidad de la Siervo de Dios, para que pueda llegar a ser Venerable, y para eso invito a todos a orar. El trabajo de postulación continúa con la difusión de imágenes, objetos con reliquias de segundo grado, la gestión de correos electrónicos de diversas solicitudes, la atención al Museo Don Alberione, la valorización de la «insigne reliquia” del beato Santiago Alberione la tarea principal sin embargo sigue siendo el de la promoción de nuestros «santos», para que sean conocidos, amados y orados. Y esta es la invitación que dirijo a todos vosotros cooperadores y a toda la Familia Paulina: a conocer mejor a nuestros «santos», orarles y sobre todo darlos a conocer en las parroquias, en los grupos, porque cada uno de ellos tiene grandes riquezas para compartir y prodigar, de hecho, no son sólo nuestros, sino de todo el pueblo de Dios, y de toda la Iglesia.
Estamos llamados a vivir nuestra identidad de «editores» paulinos, en el sentido propio de «editar», es decir, «difundir», «dar». Y esto implica dar a Jesús con todas nuestras actividades apostólicas de la Familia Paulina, cada una con su peculiaridad específica, y sobre todo dar a Jesús con nuestro estilo de vida evangélica, vida de santidad, siguiendo al divino Maestro, Camino, Verdad y de Vida.