EL DON DE LA VIDA CONSAGRADA EN LA IGLESIA Y EN LA FAMILIA PAULINA
Pertenecer a la vida y santidad de la Iglesia implica, más que un motivo de vanagloria o de soberbia, una gran responsabilidad, en la línea de secundar con nuestra entrega generosa la acción de Dios que está en el origen y fuente de nuestro ser y quehacer.