El tiempo del Adviento con su llamado a la dimensión escatológica trascendente de la salvación, fundada en el misterio de la encarnación, de la muerte y resurrección del Señor, debe formar a los creyentes, como Iglesia y como individuos, a ponerse como signo en el mundo. La voz del profeta Isaías y del Bautista, hace resonar en el Adviento el llamado a la justicia, a la caridad, a la conversión; llega a ser denuncia de la lógica del egoísmo hedonista que domina el mundo del bienestar y del consumismo, llega a ser compromiso para redimir positivamente esta nuestra historia contemporánea, de sus mitos y de sus ilusiones, poniendo signos alternativos para ventaja de la persona. La presentación de la dimensión escatológica trascendente de la salvación es ocasión para educar al sentido más pleno y dinámico de la vida, alimentada y confortada por la esperanza. Por eso es necesario dar a nuestras asambleas la conciencia de la verdadera y profunda dimensión de la esperanza cristiana, fundada sobre la venida de Cristo, nuestra esperanza.
Augusto Bergamini