María Reina de los Apóstoles: es la primera devoción de la Iglesia. La quiso Jesús: Juan, ahí tienes a tu Madre. Es decir: quería que la considerase, la amase, sirviese y tuviese consigo. Y así Juan la recibió en su casa. Juan representaba a los demás apóstoles. Ellos la veneraban como madre de Jesús y madre suya; ella era el ejemplo del modo de vivir el Evangelio; con ella rezaron cuando les faltó Jesús: con María, dice el texto sagrado. Y María les asistía; los consolaba en las dificultades; les manifestaba episodios de la vida privada de Jesús: la
anunciación, la visita a santa Isabel, el nacimiento, la presentación de Jesús al templo, la huida a Egipto, el hallazgo en el templo. Luego los evangelistas lo escribieron. Hay que notar: hoy es la hora de María Reina de los Apóstoles. Esto es: formemos apóstoles.
Y démosles como apoyo, fuerza y guía a la santísima Virgen Reina de los Apóstoles… La redención vino a través de María: éste es el camino escogido por Dios; debemos seguirlo como hizo él. No queremos, no podemos actuar de modo diverso al establecido por Dios, que quiso y quiere darnos todo por medio de María. San Jerónimo dice dirigiéndose a María: “Nunca se ha salvado nadie sino por medio de ti, Madre de Dios. Nadie recibe el don de Dios sino por ti, llena de gracia”.