Una esposa de veras cristiana rodea de verdadero afecto y de atentos cuidados al marido y le guarda la fidelidad más delicada. Una madre cristiana vive para sus hijos, a quienes instruye en los principios religiosos y morales con atención esmerada, siendo para ellos ejemplo de virtud.
Hacia ahí a de mirar el esfuerzo del sacerdote, si no quiere convertir la piedad en un ridículo pietismo, tratando de infundir en la mujer la vida cristiana, pasando de creaturas debilísimas en heroínas de fortaleza, de creaturas mansísimas en heroínas de paciencia, de creaturas timidísimas en heroínas de caridad. La historia del cristianismo recuerda un gran número de ellas.
2° LA MUJER APÓSTOL. Como en una parroquia si se logra organizar bien un grupo de Hijas de María, se tendrán controlados también a los jóvenes; de igual manera y más aún las jóvenes viciadas y descaradas bastan para corromper incluso a los mejores muchachos. O tenemos las mujeres con nosotros a trabajar por los hombres o la tendremos contra nosotros. ¡Ayudar, pues, a la mujer!
(Continuará)
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ROSALBA CORREA DE CLAVIJO
Cooperadora Paulina