La Familia Paulina reproduce a la Iglesia en sus miembros, en sus actividades, en su apostolado, en su misión.

… Se añade la Unión de Cooperadores porque en la Iglesia todos han de cooperar.

¡Hoy se escribe tanto, se publica tanto sobre el apostolado de los laicos, del laicado! Y uno de los 17 esquemas preparados para el Vaticano II está dedicado al apostolado laical, por tanto hay que cuidar a quienes participan como Cooperadores» (APD 1963, 169).

Los Cooperadores tengan una clara consciencia de su identidad y misión de laicos paulinos en la Iglesia. La adhesión a la Asociación de Cooperadores vaya precedida de una conveniente instrucción sobre la identidad y misión de la Familia Paulina, así como de un adecuado camino en la vida espiritual y apostólica.

La aceptación de un nuevo miembro se produce, de forma pública, mediante la profesión de la «Promesa», en presencia de un Delegado oficial de la Asociación y de otros Cooperadores.

A cada uno de los Cooperadores se le entrega el estatuto, que le servirá de guía para desarrollar la vida paulina.

La fiesta patronal de los Cooperadores es la solemnidad de san Pablo apóstol, que para la Familia Paulina cae el 30 de junio. Celebran además las solemnidades de Jesucristo Divino Maestro y de María Reina de los Apóstoles.

“Vayan pues a las gentes de todas las naciones y háganlas mis discípulos bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñeles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Por mi parte, yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”  (Mateo 28,  19 – 20).