LOS CUATRO EVANGELIOS PARA EL DISCÍPULO DE NUESTRO TIEMPO
P. Primo Gironi ssp
Como en aquella época Dios se había hecho visible mediante el don/signo de un hijo de la joven mujer del rey Acáz (“El Señor mismo les dará un signo. He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, que se llamará Emanuel”, Is 7, 14), así ahora hace visible su acción en favor de toda la humanidad con el don definitivo de Jesús a la joven esposa de José, María.
La comparación entre las dos situaciones nos las sugiere Mateo mismo, el cual ve en el nacimiento de Jesús de la Virgen María el pleno y definitivo cumplimiento de la promesa de Isaías: “Todo esto ha sucedido para que se cumpliera aquello que había sido dicho del Señor por medio del profeta: “He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz un hijo que se llamará Emanuel, que significa Dios con nosotros” (1,22-23)