- 4 – El Cooperador paulino está llamado a participar en la vida y misión de la Familia Paulina en las siguientes formas:
- oración: es la cooperación más necesaria y consiste en la ofrenda personal y comunitaria de rogar por la difusión del Evangelio y por la llegada del Reino de Dios en el mundo. El Cooperador cultiva la plegaria de alabanza, de agradecimiento, de reparación, de intercesión y promueve también las iniciativas de oración en el propio ambiente. El Cooperador ofrece su compromiso cotidiano de vida, las oraciones y los sufrimientos según el espíritu del Ofertorio paulino.
- acción: el Cooperador vive la solidaridad y la caridad fraterna hacia todos; participa, según su posibilidad, a las diversas expresiones del apostolado paulino; ofrece gratuitamente su colaboración en el cumplimiento de la misión paulina.
- Ofertas: como signo de generosidad y de celo apostólico, contribuye libremente, según las propias posibilidades, a las iniciativas apostólicas y vocacionales de la Familia Paulina, para lograr sus objetivos. Además, se pone a disposición en organizar acciones para recaudar fondos a favor de la formación, de las vocaciones, de la misión.
- 5 – Los Cooperadores paulinos pueden realizar su compromiso apostólico en obras gestionadas autónomamente por la Asociación o mediante iniciativas que respondan a los fines de la Asociación y aprobadas por los propios Superiores.
- 6 – A nivel local y circunscripcional debe buscarse la coordinación entre las actividades apostólicas programadas para una mejor eficacia de las mismas.
- 7 – El nombre mismo de Cooperadores paulinos expresa la realidad de cooperación en las diversas formas del apostolado de la Familia Paulina. No hay que subestimar la riqueza y la creatividad que pueden derivar de la puesta en común de los talentos propios de cada persona, junto al desarrollo de un mayor sentido de pertenencia e implicación.
- 8 – Los Cooperadores paulinos pueden dar una buena contribución a la promoción vocacional para la Iglesia y para la Familia Paulina.