Luis Rolfo y Teófilo Pérez
(Entrega 25)
Actividad social
Un hombre como el P. Alberione, nacido para la acción, no podía permanecer fuera de la actividad social, que cuando él se asomó a la vida apasionaba a buena parte del clero. El espacio notable que dedica en sus recuerdos a las cuestiones sociales de aquel tiempo, así como sus repetidas alusiones al estudio de la apologética, son una prueba del ardor con que se dedicó entonces a esta actividad, a la que por otra parte le empujaban también los proyectos que iba madurando en su mente.
P. Primo Gironi ssp (Entrega 23)
4. Jesús, el Maestro
Con el título de “maestro” san Mateo prefiere presenta a Jesús a los destinatarios de su Evangelio.
Los destinatarios del evangelista Mateo, de hecho, eran prevalentemente hebreos y que mantenían una fuerte conexión con las instituciones de su pueblo, entre los cuales sobresalían la de “maestro” (pensemos en las diversas categorías que también en tiempos de Jesús giraban alrededor a esta institución: “escribas”, “doctores de la ley” y los muchos “rabinos” con su grupo de discípulos).
En el fondo permanecía el pensamiento de que es necesario desarrollar toda la personalidad humana para la propia salvación y para un apostolado más fecundo: mente, corazón, voluntad... (AD 22).
Presentamos a nuestra compañera Cooperadora Paulina, Claudia Casallas Rodríguez quien desde hace 12 años nos acompaña, ofreciendo la primera sonrisa en nuestra casa provincial en Quinta Paredes. Bogotana de pura cepa, hija de Don Luis Eduardo Casallas y la Señora María Hercilia Rodríguez quienes emigraron de las tierras Cundí -Boyacenses; es la hija menor de sus hermanos Edison y Rocío.
Reflexiones de Angelo Colacrai
“Un párroco muy celante decía: “Hay que ensanchar según las necesidades de hoy los fines de las asociaciones de antes”. Y efectivamente, puesto que nadie dudará de esta verdad: hay que escoger los medios más convenientes al fin propuesto. Hoy sería ridículo obstinarse en usar los sistemas primitivos de navegación, de prensa, de táctica militar, etc. La religión, los dogmas, la moral cristiana son inmutables en su sustancia, pero progresa nuestro modo de conocerlos y de aplicarlos. La Iglesia católica es indefectible y de la palabra del Evangelio no caerá ni siquiera una tilde: pero la Iglesia y el Evangelio tienen también una admirable facilidad de adaptarse a los tiempos y a los hombres” [MA 318-319].